jueves, 12 de mayo de 2016

Leyenda: En Xoroi

“En Xoroi”


En es morro de penyes que surt a la mar entre Cales Coves i Cala’n Porter, hi ha una cova gran, amb ses boques que miren a la mar; és sa cova d’en Xoroi.
Temps enrere, i per espai de molts anys, pels llocs de l’entorn es feien robos de coses de menjua i de vestir sense poder-se afinar el lladre. També faltà una fadrina de Biniedrís. Un dia va anar a rentar i ni ella ni sa roba tornaren.
Vingué un hivern rigorós, i caigué una neuada que va durar tres o quatre dies. Es tercer dia que sa neu conglaçada ho tapava tot, a Biniedrís els robaren es pa de dins es forn. Però es lladre havia deixat es rastre marcat damunt sa neu. Una retxa de peuades d’homo que tirava per So Na Cassana, cap a Alaior. Les seguiren i poc passat So Na Cassana, arribant an es camí reial, es rastre acabà en sec, i van reparar que es delinqüent s’havia entomat per a on havia vingut, cuidant d’anar-se’n de cul arrere per posar en sa tornada els peus des mateix modo i dins sa mateixa peuada que havia fet en s’anada.
S’enginy no li serví de res, i es descobrí s’amagatai; però no es trobaren amb coratge d’aferrar-se per aquelles males petges, per baixar a sa cova.
Donada part a sa justícia, hi acudí gent ben armada, i per mitjà de llibants penetraren dins sa cova, a on trobaren un homo, una dona i tres al·lots, robes i mobles sostrets dels llocs veïnats. S’homo i s’al·lot major se tiraren a la mar, i no van poder agafar-los. Van esser recoïts els menuts junt amb sa mare, que era sa jove desapareguda de Biniedrís. En ets al·lotets els batiaren. D’ells a Alaior, avui encara hi ha descendència.
A son pare no el veren més, ni viu ni mort. Si mateix van reparar que feia cara de moro i que li faltava una oreia. Era en Xoroi!.
Fet consemblant es conta succeït an es terme de Ciutadella, a sa Cova des Moret o des Moro, de sa Marjal Nova. Però no diuen que es moret fos Xoroi, ni que deixàs descendència coneguda. Conten que en veure’s descobert, després de tirar a la mar sa dona i ets al·lots, s’hi tirà ell.


“Xoroi”

En el acantilado que hay entre  Calas Coves y Cala en Porter, hay una cueva muy grande, que con gran  tristeza mira al mar Mediterraneo, es la Cueva de Xoroi.

Tiempo atrás, y durante muchos años,  en los predios vecinos a la cueva se produjeron robos, a los lugareños les robaban comida y prendas de vestir, aunque para su desesperación,  desconocían la identidad  del amigo de lo ajeno. Un día, también desapareció una soltera  de Biniedrís. Un día fue a lavar la ropa y ni ella ni la ropa volvieron.

Vino un invierno riguroso, y cayó una gran nevada que duró tres o cuatro días. Al tercer día, la nieve lo tapaba todo y en el predio de Biniedrís robaron el pan que recién horneado reposaba. Pero el ladrón, sin darse cuenta, había dejado su rastro encima de la fría nieve. Una línea de huellas de hombre se podía seguir desde Na Cassana hacia Alayor.

Los lugareños las siguieron, y poco después de Na Cassana, en el camino real, el rastro de huellas terminó, dándose cuenta que el delincuente había tomado el mismo camino, andado de espaldas y poniendo los pies en las mismas huellas que en la ida había hecho.
Su ingenio, de poco le sirvió, los lugareños descubrieron su escondrijo, pero no tuvieron la valentía de colgarse por aquellas peligrosas piedras y así bajar a la cueva.

Dieron parte a los agentes de la ley, y allí acudieron junto con los vecinos del pueblo, todos ellos armados hasta los dientes y provistos de cuerdas. Al bajar a la cueva y acceder a su interior, encontraron un hombre, una mujer y tres niños junto con  ropas y muebles sustraídos de los lugares vecinos.
El mayor de los niños, junto con su padre al verse sorprendidos se tiraron al mar y no pudieron ser cogidos. La mujer y los dos pequeños fueron llevados al pueblo, la bella dama resultó ser la desaparecida de Biniedrís. Sus hijos fueron bautizados y aun hoy cuentan con descendencia en el pueblo de Alayor.

A su padre en cambio ni vivo ni muerto se le volvió a ver, aunque antes de tirarse al mar, los vecinos pudieron ver que una oreja le faltaba y que tenía aspecto de árabe. ¡Xoroi se llamaba!

Hechos semejantes acontecieron en otros lugares de la isla, pero nunca se dijo que el árabe fuera Xoroi. Cuentan que al verse descubierto, después de tirar al  mar a mujer e hijos,  él para no verse apresado y condenado por los isleños, siguió la misma suerte.





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